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Ilustración de San Patricio por Ryan, F. J. y Holden, P. F., en 1904. |
En este artículo queremos acercarnos, para conmemorar
su día, a la figura de San Patricio, esta vez acercándonos al personaje
histórico, sin entrar en su leyenda. Pues, ¿quién fue el San Patricio histórico?
Su figura está oculta bajo 1500 años de tradición religiosa
y popular posterior a su vida, siendo visto a veces simplemente como un
misionero, en otras como un obispo de pleno derecho con jurisdicción propia, y en
sus Vidas más antiguas como un santo poderoso capaz de hacer magia y enfrentarse
a los druidas paganos. Según el calendario tradicional de la Iglesia, moriría
el año 460 (McCarthy, 2000, pp. 255-257), aunque esta fecha está debatida, así
como el inicio de su labor misionera (Richter, 2005, p. 42), así como debatido está su lugar de enterramiento en Downpatrick. Lo poco que
sabemos a ciencia cierta sobre el Patrico histórico son dos textos que han
sobrevivido hasta nuestros días escritos por el propio santo: la Confessio y la Epistola. En su Confessio,
vemos a un Patricio viejo defendiendo su trabajo y obra como misionero y
obispo; donde además nos da una breve autobiografía, aunque con ciertos eventos
milagrosos, que nos es muy útil para conocer su figura; mientras que la Epistola es una carta a un señor de la
guerra irlandés llamado Coroticus que raptaba cristianos, al que intentaba
disuadir de esta práctica.
En la Confessio,
Patricio nos cuenta que su padre era un aristócrata local, en específico decurión,
de origen britano-romano. El santo, a los 16 años, fue raptado por un señor de
la guerra irlandés y convertido en esclavo en Irlanda donde aprenderá el idioma
de esta isla. Algunas versiones nombran a Niall de los Siete Rehenes como su
captor, un personaje importante en las genealogías irlandesas al descender de
él la dinastía Uí Neill, pero Patricio no lo nombra en sus textos, por lo que
asumimos que es un detalle añadido a posteriori, parte de su extensa tradición.
Consiguió huir con ayuda de Dios gracias a varios milagros, y volvería a
Irlanda tras aparecérsele un ángel que le decía que su deber era convertirla al
cristianismo. En la isla llevaría a cabo su labor misionera, con éxito, pero
nos cuenta algunas de las dificultades con las que se encontró: fue incapaz de
eliminar la pena capital, solo siendo adaptada; y varios señores de la guerra
seguían raptando cristianos, incluso en Irlanda (Hull, 1905, pp. 80-95).
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San Patricio en las Crónicas de Nuremberg |
Esto es lo poco que tenemos de Patricio de su puño y
letra, pero también tenemos otras fuentes sobre su figura: sus Vidas. Las más
antiguas, y por ello las más interesantes para acercarnos al Patricio “real”,
son las de Muirchú y Tirechán. Ambos textos son textos legendarios, pero dan
matices distintos de Patricio. Muirchú nos presenta un Patricio hacedor de
milagros, basado en el Patricio de la Confessio,
pero resignificándolo para darle un valor más acertada teológicamente, y muchas
veces enfrentándose directamente a druidas. Tirechán, sin embargo, nos muestra
los viajes de Patricio por Irlanda, con una intención propagandística para el
dominio episcopal de Armagh, la comunidad que dominaba el culto al santo en
toda Irlanda, que reclamaba su jurisdicción por las zonas benditas por el santo
(Santos, 2020, pp. 202-217).
La figura del Patricio histórico ha sido completamente
deformada por el Patricio hagiográfico, dificultando mucho su estudio. ¿Hay
algo de cierto en el Patricio de las Vidas? ¿Cómo podemos ver a Patricio si sus
principales biógrafos se centran más en su mitología que en su vida? A partir
del siglo VII, sus leyendas emergerían como el mito fundacional de la Iglesia
irlandesa, y acabarían convirtiéndose en un debate de índole política,
mezclándose con las de Paladio y dificultando aún más su datación y estudio (Richter,
2005, pp. 41-48).
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Fiesta de San Patricio en Moscú. 2012. |
Por tanto, solo sabemos, a ciencia cierta, que Patricio fue un britano-romano esclavizado por un noble guerrero irlandés y que, tras su huida, haría de la labor misionera por la isla su carrera vital, teniendo un éxito considerable, al convertir a gran parte de la isla. Nada más es seguro sobre su persona, e incluso el contenido de esos dos textos se puede poner en duda. Su figura, ya sea por su importancia misionera, su leyenda todavía viva o la importancia de sus fundaciones monásticas (como Armagh) fue recuperada en el siglo VII a través de la hagiografía. ¿Es posible que existiera hagiografía anterior? Sí, pero parece que la hagiografía en la isla aparece en ese siglo, como las Vidas de Brígida (Dawson, 2017,37-40).
Apenas sabemos nada de San Patricio, pero su
importancia como símbolo del catolicismo irlandés y de Irlanda como país, así
como la importancia de Armagh, el centro de su culto, ha permitido que esta
persona real haya trascendido su propia vida y sea uno de los santos más
reconocibles del mundo. Patricio, la persona, nada tiene que ver con Patricio,
la leyenda. Y eso hace que si vida, y figura, tenga un valor. Conocer al
Patricio real no es más importante ni más valioso que conocer al Patricio
popular, símbolo de Irlanda. Ambos tienen su importancia y su lugar en la
historia, y no podrían existir el uno sin el otro.