16/10/21

¿Quién fue Babeuf, el primer "comunista"?

Durante el Directorio, tras la derrota de los jacobinos, ocurriría la primera “revolución socialista”. La desilusión con la Revolución Francesa llevaría a un archivista, François-Noël Babeuf, a intentar, por primera vez en la Historia Contemporánea, destruir el régimen de propiedad privada a través de la llamada Conspiración de los Iguales, que buscaría conquistar la “igualdad real” para todos (Soboul, 1984, pp. 333-335). Los pensadores “socialistas” del siglo XVIII eran moralistas, y creían que la maldad del mundo se podía arreglar a través de reformas. En ningún momento se plantean una revolución. Hasta que llegó Babeuf, quien pondría la lucha de clases en el mapa político de su época (Cole, 1953, pp. 19-21).


Grabado de Babeuf, por H. Rousseau y E. Thomas, 1889.

La Revolución Francesa, dirigida por la burguesía, ya poderosa en aquella época, fue el germen social e ideológico del capitalismo y de los sistemas políticos que proliferarían en todo el siglo XIX (Hobbsbawn, 1962, pp. 61-67). Esta revolución no se cuestionaría en ningún momento el régimen de propiedad más allá de los privilegios aristocráticos. Simplemente difundiría la propiedad, sin cuestionarla. Es decir: implantaría un modelo de propiedad capitalista. La desigualdad se mantendría; la guerra seguía desolando Francia; y los jacobinos, los revolucionarios franceses más radicales y los más cercanos a un ideal de igualdad real, fueron derrotados. Es en ese momento en el que Babeuf y sus seguidores, los llamados “babuvistas”, tratan de aplicar, organizados en la llamada Conspiración de los Iguales, las doctrinas “socialistas” utópicas de los pensadores del XVIII, tratando de llegar al poder atrayendo a las masas urbanas, las más ignoradas por el nuevo Régimen nacido de la Revolución (Cole, 1953, pp. 22-26). 

Si leemos los escritos de Babeuf, recopilados en https://www.marxists.org/espanol/babeuf/index.htm, podemos ver cuál era su verdadero plan de acción. Sin embargo, pese a estos planes e ideales, la Conspiración nunca llegaría a consumarse, acabando con sus dirigentes, Babeuf y Darthé, ejecutados (Soboul, 1984, pp. 342-343). La última carta de Babeuf, dirigida a su familia y amigos mientras esperaba su ejecución, nos ha llegado. En ella dice: “Amigos míos, espero que me recordéis, y que habléis de mi a menudo. Espero que creáis que siempre os he amado. Y no concebía otra forma de haceros felices que a través de la felicidad común. Fracasé, me sacrifiqué, y también por vosotros muero” (traducción propia, de la traducción al inglés de Mitchell Abidor para marxists.org).

La importancia de Babeuf, pese a su derrota (que fue, sobre todo, debido a ignorar a las masas campesinas a favor de las urbanas, con mucho menos peso demográfico y político por aquel entonces), es el llevar la lucha entre ricos y pobres al plano político, en vez de la lucha feudal de privilegiados contra no privilegiados. Su plan real, pues el Capitolio los había acusado de intenciones sanguinarias, era conquistar el poder por un pequeño grupo, restituir la Constitución de 1793 (jacobina) y organizar una dictadura revolucionaria provisional. Durante esta “dictadura del proletariado” (aunque ese concepto ni siquiera se había planteado por aquel entonces, algunos autores lo comparan con la idea posterior de Marx) se declararía la propiedad común, que sería gestionada por funcionarios locales elegidos por sufragio censitario (los que tenían trabajos útiles podrían votar, y el trabajo era algo obligatorio); se impulsaría la educación al alcance de todos; se defenderían posiciones anticlericales; y además se promulgaría el estatus de igualdad entre hombres y mujeres (Patrice, 1979, pp. 778-780).

Sin embargo, las similitudes entre Babeuf y el posterior socialismo científico son más coincidencias que otra cosa. El concepto de dictadura del proletariado es muy distinto al plan de Babeuf: la de Babeuf es una dictadura clásica, temporal, hasta que se alcance la igualtad real; y la marxista es temporal también, pero se entiende más como una reversión de la situación anterior, la dictadura burguesa, es decir, la supremacía social de la burguesía. La dictadura de Babeuf es política, respondiendo a quiénes personalmente ostentarían el poder, mientras que la socialista sería social, respondiendo a qué clase ostentaría el poder (Draper, 1987). Babeuf no es importante a nivel doctrinal, sino más bien práctico, al ser el primero en plantear una revolución y en poner en cuestionamiento directo la propiedad privada en un momento tan explosivo como la Revolución Francesa. Llamarlo comunista es problemático, y encajarlo con los utópicos también. Babeuf, y sus seguidores, eran babuvistas, buscan alcanzar la igualdad real entre géneros y clases, y solo la veían posible tras abolir el naciente régimen de propiedad privada para ello. Périssent, s’il le faut, tous les arts pourvu qu’il nous reste l’égalité réelle! (Marechal, Manifiesto de los Iguales).




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas destacadas