26/12/21

Reseña del libro "La utilidad de lo inútil", de Nuccio Ordine

En este libro Nuccio Ordine, profesor de literatura en la Universidad de Calabria, presenta los diferentes argumentos mediante los cuales algunos autores clásicos de todos los tiempos (desde filósofos griegos hasta Gramsci) defienden el cultivo de los saberes inútiles, esto es, que no ofrecen beneficios ni tienen un fin utilitarista dentro de la lógica del mercado. Ordine plantea los riesgos a los que estos “saberes inútiles” (Historia, literatura, teatro,…) se enfrentan en este contexto, y les da otra utilidad, no utilitarista, a estos saberes inútiles. Les da la labor de “alimentar la esperanza, de transformar su inutilidad en un utilísimo instrumento de oposición a la barbarie del presente, en un inmenso granero en el que puedan preservarse la memoria y los acontecimientos injustamente destinados al olvido”. Ordine le da la utilidad a la literatura, en todas sus formas, de hacernos mejores. Le da una utilidad personal e introspectiva.

Además de la literatura, que trata en la primera parte del libro, el autor trata de las problemáticas de la lógica del beneficio en la educación, en específico la universitaria, y sobre el riesgo que el afán de poseer (riqueza, amor o conocimiento) ejerce sobre los seres humanos, temas que comentaremos a continuación. Además de eso incluye un ensayo escrito por Abraham Flexner, que trata también sobre la utilidad de lo inútil pero en el campo de las ciencias puras, donde la mera curiosidad puede permitir grandes avances, sin ninguna inicial pretensión utilitarista.

Antes de pasar a comentar estos tres campos sobre los que se centra Ordine me gustaría comentar una afirmación que hace en la introducción: “el más prestigioso título adquirido con dinero no nos aportará ningún conocimiento verdadero ni propiciará ninguna auténtica metamorfosis del espíritu”. Entiendo lo que quiere decir Ordine con esto: el dinero no compra el conocimiento, pues este proviene del propio interés y del esfuerzo por aprender. Pero no me parece del todo acertada esta afirmación. El dinero no compra el conocimiento, no, pero sí facilita el aprender, el tener tiempo y el no tener preocupaciones más urgentes. El dinero es el motivo por el cual los estudiantes universitarios siguen perteneciendo, en su mayoría, a clases acomodadas, y es que el dinero, en esta sociedad sujeta a la lógica de mercado que Ordine critica, facilita enormemente la búsqueda de conocimiento.

Sus problemas con la Universidad del mundo moderno se reducen en la transformación de estas instituciones de instituciones de enseñanzas a empresas que se dedican a la venta de títulos, que se venden, bajo la lógica del utilitarismo, como conductos para obtener trabajo inmediato. Algo que, para el autor, es muy nocivo, pues no se puede ejercer bien ningún oficio sin una formación cultural más amplia. Esta lógica lleva a la decadencia de carreras que no supongan recompensas inmediatas, como las humanísticas (Ordine destaca los estudios clásicos), que se ven en ocasiones clausuradas, debido a que la falta de estudiantes no las hace rentables en esta nueva universidad empresa. En mi experiencia como estudiante esto es, en general, cierto. A los estudiantes de humanidades (Historia, en mi caso) se nos disuade por esto mismo: nuestras carreras y vocaciones están alejadas de la lógica utilitarista que el autor denuncia, porque “de eso no se vive”. Y algunas de estas carreras se vacían de alumnos, con consecuencias, como el autor dice, fatales. El autor peca de fatalismo al hablar de la universidad, pero la inclusión de la educación en la lógica del utilitarismo, en la lógica del mercado capitalista, es algo verdaderamente nocivo para esta. La disuasión de los estudiantes de estudiar materias que les interesen porque no son “útiles” puede tener consecuencias terribles a nivel personal para esos estudiantes, que se quedan sin cultivar su vocación, y, en general, para las Humanidades como rama científica, desprestigiada por la lógica del mercado.

Finalmente, en la última parte del libro, Ordine reflexiona sobre el afán de riquezas, y llega a la conclusión, tras consultar reflexiones de muchos autores clásicos, que este es una enfermedad. Relaciona este afán de poseer riquezas con el afán de poseer el amor y el afán de poseer la verdad, a los que califica también negativamente. Su lógica se resumen en que “la posesión y el beneficio matan, mientras que la búsqueda, desligada de cualquier utilitarismo, pueden hacer a la humanidad más libre, más tolerante y más humana”. Esta lógica refuerza los argumentos anteriores respecto a la enseñanza y respecto a la utilidad de los saberes inútiles a nivel personal, que mencionábamos al principio. Para Ordine, el poseer la verdad produce dogmatismo, y tiene razón, porque la búsqueda de la verdad permite el escuchar, contrastar y desarrollar las propias conclusiones. Nadie posee la verdad absoluta, y nadie debería pretender poseerla, porque ese no es el objetivo de ningún científico o sabio. El verdadero objetivo es el avanzar en el conocimiento, tanto propio como colectivo. Y esta conclusión se relaciona también con su conclusión respecto a los daños de la lógica del utilitarismo en la educación: “sabotear la cultura y la enseñanza significa sabotear el futuro de la humanidad”. Esta afirmación puede sonar fatalista, pero entendiendo que una educación negligente, basada en la obtención inmediata de títulos y oficios, puede llevar a este dogmatismo que Ordine teme tiene mucho más sentido. Porque los saberes inútiles son, para Ordine, lo que nos hace abiertos, y lo que nos hace acercarnos al conocimiento de manera desinteresada.

La curiosidad, y no la posesión de la verdad, es lo que nos hace tolerantes, libres y humanos. Y no hay saberes que estén más impulsados por la curiosidad, por el afán de conocer y de aprender, que los saberes inútiles, sin ningún valor dentro de la lógica del beneficio y de la posesión que imbuye toda nuestra cultura actual.  Porque estos saberes tienen una utilidad personal e introspectiva, pero mejorándonos a nosotros mismos podemos también mejorar como sociedad.

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