The Baptism of the King of Cashel (1800-1801), de James Barry
¿Quiénes fueron los encargados de eliminar a estos dioses paganos de Irlanda? ¿Quiénes fueron los que propagaron el cristianismo por Irlanda? Con la Irlanda pagana presentada, ahora tenemos que tratar a sus verdugos, o al menos a quiénes los irlandeses medievales vieron como a sus conversores. Para esto, tendremos que ahondar en las figuras de San Patricio y del menos conocido Palladio.
Palladio, religioso de origen galorromano, sería un enviado del Papa para servir como obispo a los cristianos que habitaban Irlanda en el año 431, como nos dice una carta conservada de esa época, mientras que Patricio habría sido misionero por cuenta propia en algún momento posterior a esa fecha. La labor misionera que convertiría el país comenzaría, por tanto, entre los años 400 y el 460, aproximadamente. Palladio, según se cree, trataría de crear una red episcopal al modelo galorromano sin éxito al no existir red urbana en Irlanda capaz de sostenerla. Ante su aparente fracaso, Patricio será considerado el primer obispo de Irlanda en la memoria popular. Podemos asumir que ya había cristianos en Irlanda antes de la llegada de ambos, porque si no, ¿por qué el Papa enviaría a Palladio a ejercer como obispo? Se suele asumir que los primeros cristianos llegaron debido a migraciones de Gran Bretaña, principalmente a través de Gales, Cornualles y del Sur de Escocia. Estas migraciones, en muchas ocasiones, serían forzadas, llegando los cristianos como prisioneros de guerra de los saqueadores irlandeses, como sería el propio Patricio (Ó Croínin, 1995, p. 20).
Patricio, de origen britano, llegaría a Irlanda al ser raptado por uno de estos saqueadores irlandeses, y, tras volver a su tierra, tendría una visión que lo haría volver a Irlanda, a una Irlanda pagana, presumiblemente en el Noreste, al contrario de Paladio, que parece que actuaría principalmente en el Sudeste de la isla, donde aparecen algunos santos de nombres latinos, hecho que nos puede hablar de la existencia de un culto más cercano al galorromano. Estos santos se harían discípulos de Patricio en sus Vidas, lo cual se entiende en ocasiones como la absorción de las tradiciones asociadas a Palladio dentro de la enormísima leyenda y culto de San Patricio (Richter, 2005, pp. 44-45).
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Mapa de Michael Richter, donde se destacan los monasterios, entre ellos Armagh y Kildare. |
Sobre la leyenda de Patricio tenemos que entender el valor político de la literatura, en especial de las Vidas de Santos. Los textos hagiográficos de Patricio y otros santos eran, a su vez, textos políticos, usados para resaltar el poder de los centros episcopales que nacen a partir del siglo VII, en especial el de Armagh, fundado supuestamente por Patricio y que obtuvo, junto con el culto a Patricio, la primacía sobre la isla (McCone, 1982, pp. 122-123). Los viajes del santo y la descripción geográfica de las zonas bendecidas por este servirían como forma de reclamar supremacía sobre el culto de esa zona. Descripciones que nos recuerdan mucho a las descripciones del ciclo feniano, llevándonos de vuelta a la seanchas que comentábamos en el artículo anterior (Santos, 2020, pp. 198-202). Los santos, y la producción literaria y artística asociadas con ellos se convertirán, por tanto, en objeto de conflicto entre los diferentes centros religiosos y dinásticos de la isla.
Principalmente la lucha de estos centros será entre Armagh, asociado al culto de San Patricio, y el de Kildare, asociado al culto de Santa Brígida, la Santa que supuestamente fue diosa. Eventualmente Armagh vencería esta lucha de poder, hecho que está atestiguado en la hagiografía de ambos santos donde, en las Vidas más tardías, vemos a Brígida reconocer la superioridad de Patricio (Dawson, 2017, pp. 49-50).
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Escena de la Vida de Patricio ilustrada por Adriaen Collaert, donde vemos a un Patricio con control sobre los elementos, igual que el de Muirchú |
Y esta hagiografía temprana les debe mucho a las tradiciones paganas. Si decíamos que los monjes serán los sustitutos de los poetas, los santos sustituirán a los druidas, al menos al principio, cuando su culto aún no seguía los modelos de los santos continentales. El primer Patricio, cuya Vida está escrita por Muirchú, es el “druida supremo”, como lo denominan algunos autores. Para enfrentarse a druidas y a reyes paganos, este Patricio los combatió igual que ellos combatían: con magia. Entre sus poderes encontramos la capacidad de dominar los elementos, resucitar a los muertos y maldecir a dinastías enteras. En una ocasión, utiliza sus milagros para hacer que un druida vuele por los aires antes de golpearse y morir aplastado contra el suelo. Estos rasgos son más característicos de un druida que de un santo cristiano, y parecen haber salido de la tradición oral que comenzaría a aparecer alrededor de la figura de Patricio (Richter, 2005, pp. 79-80), una tradición oral donde los druidas y su magia seguiría viva, porque elementos del antiguo sistema de creencias se mezclarían con el nuevo. Un ejemplo es el mundo de la medicina, donde la medicina mágica “pagana” sobreviviría, siendo apenas perseguida por las leyes si nadie salía herido de estas prácticas (Bhreatchnach, 2014, pp. 219-221).